Los artículos deportivos, testimonios de las hazañas protagonizadas por los primeros aficionados a las competiciones atléticas, muestran el brillo de una época en laque lo importante era participar.
Los objetos deportivos quejalonan los expositores de Almoneda conservan, con memorable dignidad, la gloria de un tiempo en el que los amantes del deporte, como romanticos pioneros, convirtieron el mens sana in corpore sano en el sello de identidad de una generación.
[…]
Gracias a la labor de los coleccionistas muchas «joyas» del pasado han superado el paso del tiempo.
Sin dejar atrás el deporte que encumbró al mítico Roland Garros, este coleccionista exhibe una colección de raquetas de madera fechadas enlre fmales del si-glo XIX y los años 50 del XX. En La Trona se halla también un juego de pimpón de principios del siglo XX que contiene dos raquetas de época, tensores para la red y una interesante caja de madera con policromía. Otro de los juegos es un tablero de hockey de los años 50 adquirido por Miquel Coín en Inglaterra y cuyo origen, según el anticuario catalán, es norteamericano.
Siguiendo con la oferta de Miquel Coín, encontramos uno de los objetos más llamativos por su bella factura y calidad. Se trata de un par de zapatillas de atletismo para mujer. De estilo art déco -años 30- los laterales de esta prenda están decorados con pequeñas tiras de piel de cocodrilo.
Igualmente interesantes son dos sujeta-libros de los años 40 con sendas figuras de calamina y mármol en las que aparece un niño jugando con un trineo. Un peto de esgrima, un balón de rugby de los 30, una camiseta de este mismo deporte de los 50, un buen surtido de botas y balones de fútbol así como varias pelotas para jugar al criquet configuran el amplio catálogo de este antiacuario.